En retrospectiva, observo. Me observo.
Amo a los animales, cualquier tipo de animal. Desde siempre.
Cuándo en mí se origina este vinculo.
Y cómo en otras muchas personas seguramente, también se hace.....
Desde la carencia...
Un niño carente, buscará refugio, amor....
Y sí ese animal de compañía está ahí para proporcionárselo, se convertirá en su mejor amigo. Seguro.
Un niño carente, es un niño no visto, no atendido, no amado.... por la razón que sea, justificable o no...
El niño no entiende de justificaciones, sólo lo hace de amor, o no amor.
En mi infancia, y por la situación de enfermedad en mi familia, y no explicación de ello al niño...
Un gravísimo error por parte de cualquier padre.
El niño, es niño, sí, pero no tonto.
Percibirá, aún y sin bien entender lo que sucede, pero sobretodo sentirá, ese apartarlo.
Ser apartado....
Ese no incluirlo, ese no contar con él, ese no importar, ese no ser tenido en cuenta...
La carencia, se origina ahí, el niño, es incapaz de procesar lo que a su alrededor sucede, e inconscientemente se culpa. Todo niño es egocéntrico....
Mi primer mejor amigo desde esa carencia, fue un pollito incluido en unas docenas de huevos, debería tener yo unos 6 años. Ese pollito bebé, pasó a ser mi refugio, ante un caos que percibía, pero no entendía.
Ese pollito creció, y se convirtió en un señor gallo, en mitad de Barcelona...
Los animales, detectan la debilidad y también la muerte.
La cuestión es que mi incondicional pollito, detecto la muerte de mi madre, y en su genero animal... la atacó.
No sé el porqué, ni siquiera si es verdad, lo que sí sé, que no mucho más tarde, mi pollito acabo en la cazuela...
Junto con otra mala acción de un adulto. La mentira...
Mira Tse, el gallo, ya no puede estar aquí, le he buscado una granja y lo llevaré allá, mientras tu y yo, vamos a dar un paseo...
Como niña ingenua, lo creí, a la vuelta, no estaba mi gallo, pero si que había pollo a la cazuela, y unas cuantas plumas sueltas, en la desesperación de mi gallo en sobrevivir....
Esas plumas, fueron guardadas por mi, hasta muchos años después.
A un niño nunca se le debe ocultar una realidad familiar, si explicársela, para qué por su edad sea entendida...
A un niño jamás se le debe mentir, ni traicionar, ni arrebatar un vinculo emocional...
Nunca perdoné esa acción....
Y mi carencia no hizo más que crecer, al mismo tiempo que lo hacía, mi desconfianza.
En la mente de una niña de 7 años, aparte de sentirme excluida de todo, ese todo que yo sabía a la perfección, la enfermedad terminal de mi madre.
Le habían arrebatado el único ser vivo, gallo, qué estaba por ella.
La habían privado de afecto, doblemente.
Esa carencia de la que hablo, le puedo poner otros nombres, en mi caso es. Rechazo.
Rechazo por exclusión y rechazo por no respeto.
Un niño pequeño inseparable, de cualquier tipo de animal de compañía, en ocasiones, puede significar algo más, qué amor hacía los animales.
Mi amor hacía ellos desde eso pollito, y a la vez que respeto, es inmenso.
El que cualquier ser humano también necesita.
A ti, mi querido Pitito, dirijo este escrito.
Tse